Apenas han pasado unos días desde que se presentara el programa del II Congreso del Libro Electrónico (que se celebrará en Barbastro los días 30 y 31 de octubre) y las reacciones no han sido todo lo entusiastas que cabría esperar. Muchos profesionales del sector han mostrado su escepticismo acerca de la idoneidad de las ponencias, cuando no su total desacuerdo con la programación y el enfoque escogido. Yo mismo no tengo claro si asistir o no, en gran medida debido a la orientación de un plantel de ponencias que no parece centrarse en lo fundamental, sino que tropieza en una agenda superflua, dispersa y muy «de cara a la galería».
Profesional vs. conferenciante
Hay dos elementos que llaman la atención al echar un vistazo detallado al listado de ponencias de este año: la repetición de muchos temas respecto al año anterior y la casi total ausencia de profesionales del mundo del libro electrónico. Ojo: hablo de profesionales implicados en la creación, edición y desarrollo de los libros, no de distribuidores o vendedores. De hecho, el Congreso pone en esta ocasión un énfasis en las bibliotecas que, aunque lícito, no parece adecuado si pensamos en la orientación que debiera tener. (La implantación del libro electrónico en las bibliotecas ha tenido y tiene otros foros en los que debatirse, mucho más apropiados que éste.)
Nos topamos, pues, con un plantel de ponentes que representan la parte comercial del sector, pero la parte técnica desaparece. No me refiero solamente a los encargados de crear o convertir libros electrónicos (que ya tuvimos algo de voz en la primera edición, aunque no estaría mal repetir y ampliar esa participación), sino a profesionales de la edición digital que estén desarrollando una verdadera estrategia dentro del sector. No encontramos debates sobre nuevos formatos, publicaciones digitales, metadatos, flujos editoriales exclusivamente digitales, accesibilidad, estándares…
¿Tiene sentido en un congreso que trata de convertirse en un referente dentro del sector que se hable de nuevo sobre autoedición?; ¿sobre «escribir y publicar desde la periferia»?; ¿sobre lectura? Sin menospreciar cada uno de estos temas, parece claro que se ha buscado su inclusión para justificar la presencia de conferenciantes que aporten algo de lustre y permitan un mayor impacto en los medios.
La edición digital no era esto
El año pasado algunos expresaron en Barbastro sus ideas acerca del (escaso) desarrollo que la edición digital tiene en España; muchos esperábamos que el congreso de este año incorporase algunos de estos temas que se quedaron en el tintero o no se trataron, pero después de la presentación parece claro que estamos ante un evento cosmético. Como apunta Aharon Quincoces en una reciente entrada de su blog: «Lejos de afrontar temas que quedaron suspendidos y otros que se han ido apuntando a lo largo del año, el congreso tiene el aspecto de una vitrina institucionalizada, expositor de grandes firmas.»
En una charla en Twitter algunos profesionales comentaban la imposibilidad de organizar un congreso realmente profesional y enfocado a temas relevantes porque en España esos temas no interesan a nadie; y menos aún, por increíble que parezca, a los editores. Es triste afirmar algo así, pero es totalmente cierto: el hecho de que un congreso que nacía con la intención de reunir a los profesionales del sector y de poner sobre la mesa cuestiones de interés se haya convertido en un escaparate de grandes marcas y en un espacio de debates inocuos es toda una confirmación de ello.
A estas alturas todos sabemos que la edición digital no es la panacea que algunos vendedores de humo proclamaron a los cuatro vientos; es más, puede que estemos ante una burbuja (no en términos de dinero, pero sí de «ruido») que no tarde mucho en deshincharse. Sin embargo, no es menos cierto que el futuro de la edición pasará por lo digital: habría que asumir los retos que esto plantea y considerar las ventajas e inconvenientes de la cuestión; debatir sobre ello y alcanzar consensos; prepararse para la innovación y el desarrollo; abrir la mente ante los inevitables cambios que se sucederán.
El sector, todo él (y me refiero a editores, conversores, diseñadores, creadores…), debería exigir foros de calidad, lugares de encuentro en los que verdaderamente se traten asuntos pertinentes, con criterio y con la participación de los profesionales implicados en cada uno de los terrenos. No se trata sólo de la mera cuestión técnica, aunque también (y que considero capital, por la parte que me toca), sino de abrir un congreso de estas características a los actores que pueden aportar más, a los verdaderos conocedores de los entresijos de la creación, conversión, edición y distribución de los libros electrónicos.
Si esto es lo que hay, podemos irnos olvidando de alcanzar unos mínimos de calidad. Algo que, por desgracia, ya no parece importar a nadie…
[symple_divider style=»dashed» margin_top=»10″ margin_bottom=»30″]
Actualización 31/08/14: Se me ha hace notar por parte de la organización que el Congreso del Libro Electrónico es una cita que pretende englobar a todo el universo profesional relacionado con el tema, y no sólo a desarrolladores y editores, y que parte del programa (a fecha de hoy) aún no se ha desvelado. A tenor de estas puntualizaciones asoman dos reflexiones:
La primera, dejando de lado la evidente aquiesciencia con el hecho de que los organizadores e ideólogos pueden diseñar el congreso conforme a sus intereses, es que, incluso en el caso de ampliar el foco de un evento así para dar cabida a mucha gente, hay aspectos que podrían tratarse o en los cabría profundizar: los ya apuntados estándares (que implican al entorno bibliotecario, sin ir más lejos); las revistas digitales (perspectivas, posibilidades, etc.); flujos de trabajo colaborativos en digital (algo que involucra a la práctica totalidad de la cadena del libro)… En suma, una serie de temas que resultarían de interés para muchos, si no todos, los integrantes de ese universo que es el libro electrónico.
La segunda (y a la espera de esa parte del programa que aún desconocemos) es que, como ya escribí en la entrada, hay otros foros y reuniones especializadas, por ejemplo, en el libro de texto digital, en la implantación del ebook en las bibliotecas o en las experiencias de autores en el ecosistema digital; sería interesante aportar debates e ideas más concretas, no técnicas (para eso ya existen cursos, másteres y talleres), relacionadas con los aspectos fundamentales del libro electrónico, como las anteriormente expuestas. Es lo que esperaba mucha gente: no sólo los desarrolladores, sino algunos otros implicados en el mundo digital que han parecido quedar decepcionados con el programa.
Esperemos que estas ideas, otras que surgieron en torno a la edición del año pasado, y las que seguro vendrán, tengan cabida en futuros congresos y podamos enriquecernos todos.
1 Comentario
Únete a la conversación y cuéntanos tu opinión.
Leches, a mes y medio de la fecha y hay una parte del programa que no se ha desvelado… Cuándo piensan desvelar lo ¿en navidades? En, coincido en la mayoría de lo que expresas; y las anotaciones enviada por organización son absurdas y vacuas.