En muchas ocasiones prestamos atención al contenido de un libro electrónico: el texto, cómo está distribuido, el formato en el que está diseñado, las posibilidades de conversión que ofrece, etc. Sin embargo, pocas veces nos fijamos en la portada: algo que sí hacemos cuando se trata de un libro en papel, y que de hecho condiciona en muchas ocasiones nuestra percepción del texto.
El diseño de portadas ha sido una disciplina muy creativa y que ha tenido ejemplos verdaderamente creativos (véanse las cubiertas de Daniel Gil para la editorial Alianza), convirtiéndose en una buena muestra de que el marketing del libro comienza incluso antes de leerlo o saber «de qué va».
Con la llegada de los libros electrónicos este panorama ha cambiado mucho. Por una parte, tenemos el problema claro de los formatos y las posibilidades técnicas a la hora de diseñar y maquetar un texto y, por extensión, su portada. Las imágenes han sido un quebradero de cabeza en la realización de ebooks y sólo en los últimos tiempos se han implementado avances que permiten una más correcta inserción de éstas en el flujo de texto, con posibilidad de redimensionarlas para que se adapten a distintos formatos de pantalla, etc. Por otra, la ausencia de color en los e-readers (no así en las tabletas) y la poca importancia que se ha dado a este aspecto del libro han hecho que las cubiertas pasen a un segundo plano.
Es evidente que las portadas son importantes, sobre todo por dos motivos: son una ayuda visual para vender el libro y representan una imagen gráfica de la editorial que lo comercializa. No obstante, hay que considerar que los usuarios de libros electrónicos rara vez tienen la oportunidad de visualizar la portada a tamaño completo antes de cargar el libro en su lector, por lo que hay cosas que debemos tener en cuenta:
- La resolución a la que debemos diseñar. Hasta ahora se solía hacer a un tamaño modesto, tipo 250x450px (el tamaño de una miniatura y poco más). Con la llegada de los tablets esto ha cambiado y lo ideal es diseñar a un tamaño de 1024x600px, que es el normal para una tableta estándar, y con una resolución mínima de 118ppp (aunque no está de más aumentar hasta 200 o 250ppp, de cara al futuro).
- El tamaño que visualizará el lector/comprador. El tamaño estándar al que un navegante ve la portada de un libro en una tienda ronda los 80x120px; una miniatura que apenas permite fijarse en los detalles. De ahí que tengamos que pensar en los aspectos que pueden llamar la atención: imágenes grandes, con colores atractivos y que permitan hacerse una idea del contenido al primer golpe de vista.
Estos puntos abren nuevas vías (no necesariamente mejores, pero sí igualmente creativas) en el diseño de portadas. Seguro que en el futuro evolucionaremos hacia algo mejor.