Que la edición digital en nuestro país adolece de una calidad muy cuestionable es evidente. Incluso más allá de los detalles técnicos, hoy por hoy muchos lectores pueden detectar a simple vista que hay libros electrónicos mal convertidos, pobremente compuestos y con una falta absoluta de trabajo de edición tras ellos.
Obviamente, los profesionales (tipógrafos, diseñadores, conversores, correctores y editores) que se implican en su trabajo y que están interesados en realizar una labor de calidad sí que detectan estos fallos. De hecho, en realidad se puede hablar, en la mayoría de ocasiones, de una incuria en la ejecución de tareas, ya que muchos errores se deben a la falta de aplicación de normas o estándares.
La edición digital no tiene un botón mágico
Y es que no hay trucos ni procesos automáticos para un flujo de trabajo exigente en la edición digital. Por supuesto, las herramientas evolucionan y permiten que las tareas más técnicas se lleven a cabo con mayor rapidez y eficacia; sin embargo, las labores «puras» de edición siguen pendientes, lo cual significa que todos los profesionales involucrados en la tarea deben realizar sus respectivas labores con la mayor dedicación.
En esta entrada me voy a centrar en el campo que conozco, que es el de la composición digital; se puede encontrar información respecto a otras tareas en otros blogs y páginas web, y existen cursos específicos para algunas de ellas (vean este curso de corrección en El Taller Editorial, por ejemplo).
Voy a señalar algunos errores encontrados en libros reales, que se están comercializando ahora mismo, de editoriales conocidas y cuyo precio en ningún caso es inferior a 4€: es decir, libros que en principio podrían considerarse trabajados y editados con pulcritud. (Evidentemente, los textos se han modificado para no revelar las obras y editoriales originales.)
Caso 1: listas
Un atropello a la accesibilidad y a la semántica en pro de conseguir cierto resultado en pantalla:
<ul>
<li><a href="http://www.otro-titulo-de-la-editorial/"><b>Colorín colorado</b></a></li>
<li style="list-style: none; display: inline">
<p class="p_primero">Curiosa colección de cuentos… </p>
</li>
La intención del maquetador/conversor/diseñador era conseguir que el párrafo de texto estuviese sangrado al mismo nivel que el elemento de lista (<li>
) con el enlace a otro título de la editorial. Para ello, utiliza una etiqueta <li>
de forma incorrecta, ya que lo que indica es que el contenido de esa etiqueta constituye un elemento más de la lista, cuando en realidad el texto es simplemente un párrafo que completa la información del elemento enlazado.
Lo correcto hubiera sido utilizar etiquetas <p>
para diferenciar los distintos párrafos que forman un elemento de lista.
Caso 2: ausencia de jerarquía
Este error es uno de los más comunes que nos encontramos en todo tipo de libros. Curiosamente, es una simple cuestión de conceptualización del texto y de aplicación de nociones bibliográficas, puesto que se trata de ordenar de manera jerárquica los distintos elementos.
<p class="P_p1_sgc-1__And__Justification__And__Line_Spacing"><a id="doc11"></a><span style=" font-weight: bold; font-size: 1.50em;">Título del capítulo</span></p>
Lo que ha ocurrido es que se ha utilizado una etiqueta <p>
para marcar un encabezado, en este caso el título de un capítulo. La semántica e incluso la lógica nos indican que deberíamos usar una etiqueta apropiada para marcar un elemento importante como es el título: <h1>
. Mediante el uso de esta etiqueta de encabezado indicamos que el contenido es importante respecto al resto, e incluso podemos aplicar estilos definidos en lugar de recurrir a esos atributos en la etiqueta <span>
.
Este error se suele dar en conversiones desde otros programas de maquetación, como InDesign o QuarkXPress, en los que (también de forma inapropiada y, hablando en plata, chapucera) no se ha aplicado un estilo único a los encabezados; por tanto, al exportar esos elementos se convierten en simples párrafos con un estilo que los diferencia del resto, pero sin marcado semántico alguno.
Caso 3: errores de concordancia
En epub2 debe existir concordancia entre el elemento <meta>
que define el identificador del libro en el archivo toc.ncx
y el citado identificador (que se define con los metadatos Dublin Core) en el archivo content.opf
.
<?xml version="1.0" encoding="UTF-8" standalone="no"?>
<!DOCTYPE ncx PUBLIC "-//NISO//DTD ncx 2005-1//EN" "http://www.daisy.org/z3986/2005/ncx-2005-1.dtd">
<ncx xmlns="http://www.daisy.org/z3986/2005/ncx/" version="2005-1">
<head>
<meta content="xxxxxxxxxx877" name="dtb:uid"/>
mientras que:
<?xml version="1.0" encoding="utf-8" standalone="yes"?>
<package xmlns="http://www.idpf.org/2007/opf" unique-identifier="PrimaryID" version="2.0">
<metadata xmlns:dc="http://purl.org/dc/elements/1.1/" xmlns:opf="http://www.idpf.org/2007/opf">
<dc:identifier id="PrimaryID" opf:scheme="ISBN">xxxxxxxxxx106</dc:identifier>
Como vemos, los ISBNs no coinciden, lo que de hecho constituye un error en el validador epubcheck que, obviamente, se pasó por alto en la distribución.
En este caso el error es aún más flagrante, puesto que el validador por antonomasia no admite este tipo de fallos, lo cual nos indica que se está distribuyendo sin unas mínimas garantías, puesto que sería posible que presentase más fallos que no se hubiesen estudiado.
Caso 4: etiquetas incorrectas
Un problema muy frecuente es el del marcado erróneo para etiquetas que marcan un aspecto de la palabra, como es el caso de cursivas y negritas. Debido a las características de los software de maquetación a las que nos hemos referido antes, es muy probable que estos términos se marquen con etiquetas <span>
(algo que también sucede en exportaciones desde otros formatos, como el PDF), cuando en realidad lo que tenemos son palabras que denotan una connotación especial que hay que marcar como tal.
<p class="noindent">Pepito empezó a padecer el <span class="em">bajón</span> del tratamiento.</p>
<p class="indent">Sin embargo, Pepito acabó con las expectativas de los sanitarios.</p>
En este caso, lo correcto debería ser sustituir la etiqueta <span>
por una etiqueta <i>
que indica que esa palabra tiene un marcado especial (en castellano eso suele indicar que es una palabra en cursiva). Frente a <em>
, que nos indicaría un énfasis meramente lingüístico, la etiqueta <i>
marca una porción de texto que puede representar un giro idiomático, o un término extranjero, etc.
Incluso podemos apreciar en el párrafo siguiente lo redundante de aplicar una clase a la etiqueta <p>
, puesto que con ella simplemente indicamos que ese párrafo tendrá un sangrado en su primera línea (una sangría francesa clásica en narrativa); dado que será el párrafo más utilizado en el texto, lo lógico sería mantenerlo sin una clase que lo defina.
Otros errores
Existen otros errores habituales, referentes casi siempre al marcado del texto:
-
extractos o palabras en otros idiomas que no se marcan adecuadamente (con atributos
lang
yxml:lang
para indicar que es un término en otro idioma). -
emplear la jerarquía de elementos de forma incorrecta o ilógica:
<h1><strong>Título del libro</strong></h1> <h3><strong>Autor del libro</strong></h3>
en este caso, lo que tenemos es una jerarquía arbitraria de elementos, ya que no tiene sentido emplear un encabezado de tercer nivel para el autor del libro (
<h3>
) después de un encabezado de primer nivel (<h1>
). -
La etiqueta definitiva sería
<meta content="x.x.x" name="Sigil version" />
: ella es la que nos indica que Sigil se ha utilizado para dar formato y que podría haber algunos errores de concepto.
Una edición digital mejor es posible
Como vemos, pues, los errores de marcado y la mala praxis en la composición (incluso en la corrección) hacen que haya ebooks cuya factura es completamente incorrecta.
Suele ocurrir al hablar de estos problemas que la mayoría no los toma como importantes, ya que no son siempre «visibles» de cara al lector. Y es cierto: un epub puede leerse casi sin contratiempos a pesar de estos problemas, puesto que nosotros podremos ver correctamente alineados los párrafos, los títulos con un estilo distintivo y las palabras resaltadas en cursiva.
Pero en edición digital la salida en pantalla no lo es todo. Las posibilidades que ofrece la conversión a formato electrónico de los textos van más allá de una simple transposición de elementos desde la página impresa hasta la pantalla. Tenemos la oportunidad (diría incluso que la obligación) de mejorar esos textos, de hacerlos accesibles, de ampliarlos , de marcarlos apropiadamente tanto para su uso extendido como para su catalogación y preservación. Con la llegada de nuevas herramientas y formatos estamos en disposición de hacerlo: les recomiendo que echen un ojo a la charla del grupo #ebookspain del jueves 6 de noviembre, en la que se habló sobre el formato EPUB3 y las ventajas que presenta.
De ahí que los flujos de trabajo hoy día sean tan importantes. Como buenos profesionales debemos pensar a largo plazo y trabajar con las herramientas más apropiadas para lo que hacemos; los tiempos de las conversiones automáticas, de los programas que pasan un .doc a .epub arrastrando y soltando un fichero, de los PDFs para imprenta que se utilizan para la versión electrónica, de los originales sin corregir en su (re)edición digital, de los sedicentes profesionales que no conciben la vida más allá de InDesign… Hay que dejar atrás todo eso.
Una edición digital mejor es posible. Solo falta tomar la decisión de apostar por ella.